El Castillo de Castilnovo o de Galofre, se encuentra a las afueras de la localidad de Villafranca, en el término municipal de Condado de Castilnovo, provincia de Segovia, a unos 8 kilómetros al sur de Sepúlveda y de las Hoces del Río Duratón. Es el propio castillo en que da nombre al municipio constituido por los núcleos poblacionales de La Nava, Torrecilla, Valdesaz y Villafranca.
Es un castillo de tipo mudéjar con características marcadamente palaciegas, situandose en un lugar que no presenta facilidades de defensa, sino en un
llano (incluso en una valle deprimido) rodeado de un cerrado bosque de encinas, álamos, chopos y sabinas. Los materiales de fabricación son múltiples: ladrillo, mampostería y ripio. Su planta es cuadrada y sus muros están coronados por almenas, flanqueadas por seis torres, tres prismáticas y tres cilíndricas, sobresaliendo la abundancia de vanos, dada su finalidad residencial.
Su origen es todavía incierto, Algunos investigadores lo atribuyen a Abderraman I, quien lo fundaría en el siglo VIII, otros se inclinan por atribuírselo a Almanzor en el siglo X. Pero poco queda de aquel origen. Del siglo XII y XIII datan los arcos apuntados del lado oeste del Patio de Armas. Posteriormente, se adosaron las seis torres: las de Solana, Puerta y Vieja, y más tarde las del Moro, Caracol y Álvaro de Luna. Las últimas reformas se remontan a los siglos XIX y XX.
Alojó a los reyes de Aragón, Fernando I y Leonor. Posteriormente Juan II hizo entrega del mismo a su valido, Álvaro de Luna. A la muerte de éste, Enrique IV entregó Castilnovo a Juan Pacheco.
Es adquirido posteriormente, junto con una gran extensión de terreno a su alrededor, por Fernando el Católico, creando así el Condado de Castilnovo para ser cedido como dote a su nieta Juliana Ángela de Velasco y Aragón, primera condesa de Castilnovo, en 1557.
En el siglo XVI alojó a los hijos del rey de Francia, Francisco I, como rehenes, tras la Batalla de Pavía.
En 1859 el príncipe alemán de Hohenzollern, su propietario, se lo vendió a José Galofre, secretario y pintor de Cámara de la reina Isabel II, quien lo restauró y contruyó el ala sur del Patio de Armas.
El castillo ha pertenecido después a los marqueses de Quintanar, quienes lo vendieron a una asociación hispano-mexicana, llamada Castilnovo S.A., que lo utiliza para realizar eventos.
Fue declarado Bien de Interés Cultural en 1931 y su estado de conservación actual es bueno. Se encuentra a unos 20 minutos de Santiuste de Pedraza, visita casi obligada de camino a Sepúlveda y el Parque Natural de las Hoces del Río Duratón.
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