La Villa como es conocida en Segovia, es bañada por las aguas del río Duratón siendo una zona de gran riqueza en arbolados y manantiales, como el nacimiento del Río Fuentes, el de la Cigüeña, el Salidero o la fuente del Convento.
Sus orígenes son preromanos, pasando de castro celta a fortaleza romana, pudiendo observarse algunas tumbas celtibéricas. Por su emplazamiento en la vía que comunicaba Cauca con Clunia, fue asolada por los vándalos, recuperada por los suevos y adjudicada finalmente por el emperador romano a los godos que le prestaban ayuda militar. También fue atacada por los árabes en los primeros años de la invasión, permaneciendo en la misma casi 200 años. Fue repoblada en el siglo XII, probablemente por burgaleses procedentes de Oña. Su nombre en 1135 era Fontedoña. Fue protegida por Alfonso VIII. En el siglo XV llegó a ser señorío de don Álvaro de Luna. Pasó a los condes de Montijo en el siglo XVIII. .
Debido a sus ventajas orográficas esta villa fue fortificada en época románica (siglos XII y XIII) con muros que serpentean por quebradas laderas. De estas murallas medievales podemos observar amplios parámentos almenados; numerosos torreones circulares y cuadrangulares. El acceso a la villa se realiza por tres arcos perfectamente conservados, siendo la entrada más interesante la situada en la parte más oriental de la muralla, llamada puerta de Alfonso VIII. En la parte más alta del cerro donde se asienta el pueblo nos encontramos la ruinas del Castillo de Fuentidueña o de Alacer. Fue construido entre los siglos XII y XIII, y reformado en los siglos XIV-XV. Actualmente su estado es propiedad particular, albergando unas bodegas.
En la Villa de Fuentidueña podemos ver todavía hoy la importante villa que fue en los siglos XI y XII. Si bien este pasado no siempre se ha sabido o podido conservar. Así podemos ver varias ermitas en ruinas, los restos de la Capilla de la Virgen del Pilar, situada en la primera plaza, tras pasar el arco de entrada al pueblo; o el hospital de la Magdalena, también en ruinas.
La iglesia de Santa María está abandonada y arruinada conservando las puertas y la cabecera.
Dos extraordinarias iglesias románicas tenía Fuentidueña, San Martín y San Miguel.
De San Martín sólo quedaba el ábside y el presbiterio, que se utilizaba como cementerio. A pesar de ser declarada monumento nacional, en 1957, el propio Estado Español aprobó su venta a los americanos y trasladada a EEUU. Hoy se encuentra en el Museo de los Claustros "The Cloisters" del Museo Metropolitano de Nueva York donde se celebran conciertos de música medieval.
La iglesia románica de San Miguel, casi gemela de San Martín fue restaurada. El templo cuenta con un ábside clásico románico de semitambor dividido por columnas e impostas, con bellas ventanas y un hermoso repertorio de canecillos figurados.Tiene dos portadas en sus muros norte y occidental de arquivoltas baquetonadas y lisas sobre columnas y jambas. Además de una hermosa galería porticada de arcos sobre elegantes columnas geminadas de capiteles vegetales.
Además en la Villa podemos contemplar la iglesia de Santa María la Mayor, también de época románica, donde se encuentra la capilla de la Inmaculada Concepción, patrona del pueblo así como un bonito puente medieval sobre el río Duratón.
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